Queremos crear un mundo más sostenible, con economías estables y sociedades más justas e inclusivas. Un objetivo difícil, pero posible, si contamos con la implicación de gobiernos, instituciones, empresas y ciudadanía.
Un ciudadano ejemplar se hace, no nace. Al igual que aprendemos matemáticas e idiomas, también deberíamos convertirnos en especialistas en aquellas enseñanzas fundamentales para vivir en armonía y progresar socialmente como el respeto, la empatía, la igualdad, la solidaridad y el pensamiento crítico. Sin estos y otros principios éticos que nos definen como seres humanos, difícilmente podremos construir un mundo mejor.
Los objetivos de la educación en valores
Este concepto se refiere al proceso educativo que inculca normas morales para crear sociedades civiles. Por ello, la educación en valores promueve la tolerancia y el entendimiento por encima de nuestras diferencias políticas, culturales y religiosas, poniendo especial énfasis en la defensa de los derechos humanos, la protección de las minorías étnicas y de los grupos más vulnerables, y la conservación del medio ambiente.
Educación tradicional vs educación en valores
Tanto la educación tradicional como la educación en valores son esenciales para el desarrollo personal y nos ayudan a definir nuestros objetivos en la vida. La primera nos enseña conocimientos sociales, científicos y humanísticos, y la segunda nos forma para ser buenos ciudadanos. A diferencia de la educación tradicional, en la educación en valores no hay distinción entre lo que ocurre dentro y fuera del aula.
La importancia de la educación en valores ha llevado a las escuelas europeas a introducir asignaturas como Educación para la Ciudadanía.
Principales valores educativos
La educación en valores abarca diversos temas relacionados con la ciudadanía y la ética, entre ellos:
Empatía. Al ponernos en el lugar de los demás, tanto desde el punto de vista cognitivo como emocional, mejoramos nuestra capacidad para resolver conflictos y comprender las opiniones de los demás.
Igualdad de oportunidades. El principio de que todos somos iguales es uno de los pilares de la democracia, y además fomenta la inclusión social y la vida en comunidad.
Respeto por el medio ambiente. La educación en valores nos hace conscientes de las consecuencias de nuestros actos en el planeta y nos inculca el respeto por la naturaleza.
Cuidado de la salud. Debemos minimizar los riesgos para la salud fomentando las actitudes adecuadas y abordando la educación sanitaria desde un punto de vista dinámico, personal y colectivo.
Pensamiento crítico. Esta forma de pensar nos hace más analíticos y observadores, nos enseña a reconocer la información de calidad y nos ayuda a resolver problemas.
Metodologías de educación en valores
Actualmente existen dos teorías distintas sobre la naturaleza de los valores. La enseñanza tradicional abarca normas éticas objetivas y universales que pueden adquirirse mediante el aprendizaje y la práctica continua. Pero un enfoque más innovador sostiene que la moral es relativa y depende del individuo, por lo que es muy difícil de enseñar a nivel pedagógico.
Las estrategias más comunes en la educación en valores son las siguientes:
- El rechazo a la discriminación, animando el debate sobre cuestiones morales y promoviendo el liderazgo colaborativo.
- Denunciar las actitudes perjudiciales para el conjunto de la sociedad sin estigmatizar a los individuos.
- Insistir en la idea de que todos podemos cambiar y que merecemos una segunda oportunidad.
Una vez desarrolladas estas ideas, ahora es momento de implementarlas.