La autoestima es la percepción que uno tiene sobre sí mismo. Si nos sentimos bien con nosotros mismos tendremos una buena autoestima. Lo mismo pasa con los niños.
Un niño con buena autoestima se sentirá valorado y seguro. Además, tendrá un correcto sentimiento de orgullo acerca de lo que es capaz de hacer y pensará cosas buenas de sí mismo.
No obstante, un niño con baja autoestima carecerá de confianza y dudará de sus capacidades. Serán demasiado críticos consigo mismos, y pensarán más en sus fracasos que en sus aciertos.
En este artículo veremos cómo podemos mejorar la autoestima de nuestro hijo. Pero antes, conoceremos cómo se desarrolla la autoestima.
El desarrollo de la autoestima
Parece que no, pero la autoestima se empieza a desarrollar desde la etapa de bebé. Cuando el bebé recibe un cuidado amoroso y una buena atención esto redundará en una buena autoestima para el futuro.
Cuando el bebé va creciendo y se hace un niño, empezará a tener más independencia, lo que lleva a que tenga nuevas habilidades. Cuando comprueba que su desarrollo le permite hacer cosas nuevas se siente bien consigo mismo. Y si los padres les dejan probar cosas y le muestran su orgullo su autoestima crecerá.
Conforme el niño va creciendo va adquiriendo nuevas habilidades que le permite desarrollar su autoestima. No obstante, también aparecen más situaciones que pueden reducir su autoestima.
Aquí vemos que la autoestima no es algo que se mantenga siempre igual, puede cambiar. Los padres pueden influir de manera determinante en la autoestima de sus hijos. Aquí os dejamos algunos puntos a poner en práctica.
Dar un buen ejemplo
De casta le viene al galgo. Sí, los niños ven nuestro comportamiento, y lo suelen imitar. Por ello, es importante que los padres sean un modelo positivo de comportamiento. Cuiden sus hábitos y valores, ya que redundará, tanto en su autoestima propia, como en la autoestima del niño.
Igualmente, los trabajos que hagamos tienen que hacerse con buena actitud. Y si es un trabajo laborioso del que sentirse orgulloso se debe enseñar al niño a saber apreciar su duro trabajo.
Dejar que los niños hagan cosas
Parece algo muy obvio, pero es así. Cuando un niño pone a prueba sus habilidades aumenta su autoestima porque ve que puede hacer cosas por sí mismo. Además, esto le permitirá mejorar sus capacidades. Por ello, hay que dejar que el niño se enfrente a riesgos controlados.
Igualmente, es bueno incentivar que el niño ayude en la casa. Estos actos positivos pueden mejorar su autoestima, además de generar otros sentimientos positivos.
Los padres pueden ayudar en este proceso. Por un lado, pueden enseñarles alguna habilidad. Por otro lado, pueden ayudar a su hijo en caso de que alguna actividad sea muy difícil para ellos y necesiten ayuda.
Elogiar al niño adecuadamente
Es bueno decirle al niño cosas positivas, especialmente cuando han hecho bien una actividad. Ahora bien, hay que saber hacerlo de forma correcta.
Para empezar, debemos centrarnos en elogiar los esfuerzos, ante poniéndolos al resultado y, sobre todo, a cualidades específicas. Por supuesto, un gran resultado debe ser motivo de alegría y orgullo, pero no siempre se podrán conseguir grandes resultados. Y sí, una cualidad innata es motivo de orgullo, pero hay que saber usarlas y saber ponerlas en su lugar.
Por el contrario, el esfuerzo, el progreso y la actitud sí que son puntos que puede poner el niño en cualquier actividad. Reconocer su esfuerzo hará que el niño siga esforzándose a la hora de conseguir sus objetivos. Además, esto le beneficiará cuando en el futuro tenga objetivos que requieran de un gran esfuerzo.
Ahora bien, esto no significa que haya que elogiar al niño todo el tiempo, ni que haya que elogiarlo por todo. Por ejemplo, esto ocurriría si se le dice al niño que ha hecho bien una actividad cuando él sabe perfectamente que no ha sido así. En ese caso, nuestro elogio sonará falso y hará que el niño se sienta peor. Podemos hablar bien de su actitud y esfuerzo si es el caso, dándole motivación y confianza.
Demostrar amor incondicional al hijo
No se debe incentivar que un hijo “gane el amor” de sus padres portándose bien o consiguiendo algún logro, ya que esto puede hacer que el niño base su autoestima en función de la aprobación de los demás. Por el contrario, se debe ofrecer un amor incondicional
Esto no significa que debamos aceptar comportamientos negativos. No obstante, el niño debe tener claro que seguirá contando con nuestro amor, aunque pueda cometer errores.
Por ello, hay que criticar errores, no a la persona. No se debe emitir juicios de valor sobre el niño; más bien, nuestra censura debe ir orientada hacia la conducta que haya tenido.